La adolescencia es una etapa crítica del desarrollo emocional, más desafiante que cualquier otra etapa de la vida debido a los dramáticos cambios biológicos, psicológicos y sociales que atraviesan los adolescentes. El artículo «La regulación emocional en la adolescencia es mucho más desafiante que en otras etapas de la vida» enfatiza cómo la regulación emocional durante la adolescencia es particularmente difícil debido a la mayor sensibilidad a las emociones, un cerebro en desarrollo que aún está refinando su capacidad para procesar sentimientos y una mayor tendencia a reaccionar impulsivamente.
Los adolescentes experimentan emociones con mayor intensidad que los adultos o los niños más pequeños, lo que puede hacer que la gestión emocional sea más complicada. Durante esta fase, también están formando su identidad, lo que les lleva a una montaña rusa de emociones vinculadas a la autoestima, las relaciones con los compañeros y las presiones académicas. Mientras sus cerebros aún están madurando, en particular la corteza prefrontal (responsable de la toma de decisiones racionales), la amígdala (el centro emocional del cerebro) está completamente activa, lo que conduce a reacciones emocionales intensificadas.
Este desequilibrio hace que a los adolescentes les resulte más difícil controlar las respuestas emocionales, especialmente en situaciones estresantes. Como resultado, pueden luchar contra cambios de humor, frustración y sentimientos de incomprensión.
El artículo destaca el papel fundamental que desempeñan los padres, educadores y cuidadores a la hora de ayudar a los adolescentes a desarrollar estrategias saludables de regulación emocional.
Con la orientación adecuada, los adolescentes pueden aprender a gestionar sus emociones, lo que conduce a mejores resultados de salud mental a largo plazo.
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